O sea que para vivir de tu negocio del bienestar tienes que saber ayudar y saber vender.
Vender (bien) es como ayudar o ligar.
Sinceridad, entretenimiento y una lógica de interacción.
3 cosas: Sinceridad. Entretenimiento. Estrategia.
Pasar de A a B de una manera fluida.
Si te gusta el conocimiento humano más que pintar tazas, entonces te resultará fácil vender, que nada tiene que ver con lo que te han contado o puedas ver por ahí.
Tampoco tiene que ver con los vendedores de alfombras que visitan tu casa, ni con las tiendas de autos usados en medio del desierto de Nevada.
Si estás más interesado en el funcionamiento de un reloj que en las emociones humanas, pues lo tienes más complicado.
Pero si te gusta ayudar y sabes leer a las personas, puedes llegar a vivir de tu negocio.
No hace falta que seas especialmente extrovertido, ni que seas un gurú de Instagram.
Se trata de algo que aunque no es complicado, la mayoría no sabe bien. Quizás es por ello que el número de emprendimientos que fracasan sea tan alto.
En resumen, si sabes cómo vender tus servicios y productos, siempre podrás mejorar tus servicios y productos. Pero si no puedes venderlos, no tienes mucho margen para perfeccionarte en lo que ofreces.
Es absurdamente lógico y sin embargo, pocos lo hacen.
Hay quien prefiere empezar teniendo una consulta pintada de blanco y esperar a que lleguen los clientes.
Otros que saben más de negocios, primero buscan al cliente, luego le venden un servicio y finalmente pintan la consulta.